Juvenal Ravelo, un artista que continúa llenando de color y movimiento a Venezuela

Al hablar del arte cinético venezolano rápidamente se nos vienen a la cabeza los nombres de sus principales exponentes, como Carlos Cruz-Diez, Alejandro Otero, Jesús Soto y por supuesto Juvenal Ravelo, quienes le han regalado a Venezuela grandes alegrías a través de imponentes obras llenas de color y movimiento que han logrado traspasar nuestras fronteras. 

El cinetismo venezolano perdió recientemente a Carlos Cruz-Diez, uno de sus principales exponentes, dejando en manos de Juvenal Ravelo el liderazgo y la continuidad de este movimiento artístico, quien frecuentemente nos deleita con nuevas e increíbles creaciones artísticas, que se van sumando a una importante cantidad de obras en trayectoria como artista.

El artista se inició como pintor autodidacta a los 12 años en su natal Caripito, un pequeño poblado del oriente venezolano, de la mano de su humilde padre obrero que trabajaba como pintor de avisos de una empresa petrolera y que en sus tiempos libres hacía cuadros de arte ingenuo.

A los 18 años se mudó a Caracas para consolidar su formación en la Escuela de Bellas Artes, donde recibió clases de Cruz-Diez y otros reconocidos maestros venezolanos. Y en 1964 dio un giro a su vida al trasladarse a París para estudiar por cuatro años sociología del arte en la Sorbona.

Un año después, en medio de sus estudios de sociología, retomó su actividad creadora y se sumergió en el arte cinético para crear su propio lenguaje, partiendo de la fragmentación del color y la luz.

A diferencia de Cruz-Diez, que vivió en París hasta su muerte el pasado 27 de julio, Ravelo volvió a su tierra 30 años después, en la década de 1990. Pero al igual que muchos de sus colegas llevó su arte a las calles de Venezuela independientemente de su lugar de residencia.

Es así como en los 70 desarrolló el proyecto de participación colectiva de arte en la calle y lo puso en práctica por primera vez en 1975, en el barrio Los Cerritos de Caripito, donde algunos de los habitantes participaron en la elaboración de un mural. Esa idea la replicó en 2012 y 2013 en las localidades francesas de Generlard y Marcigny, y dos años después en La Habana.

A lo largo de más de seis décadas de trayectoria, Ravelo ha acumulado una vasta y variada producción que incluye varios cientos de obras de arte entre cuadros, esculturas y murales, algunos de los cuales adornan paredes de vías y barriadas populares en Caracas y otras localidades del interior del país.

La avanzada edad no se ha convertido en impedimento para el maestro que hoy se muestra pleno y confiado de que el poderoso movimiento que ayudó a impulsar seguirá adelante, pese a los tiempos de crisis por los cuales actualmente atraviesa Venezuela.

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